¿Acaso se puede callar cuando se ha encontrado al gran amor de la vida?
De ahí la idea de mostrar al mundo lo maravilloso que es el buen Señor y
su Iglesia, anunciar su misericordia y lo que ha hecho conmigo.
Diría San Pablo "No es un motivo de orgullo anunciar el evangelio,
¡Es para mí una necesidad!" (1Cor 9,16) y eso no me hace mejor que nadie,
por el contrario, me hace servidor de todos. Dios sigue trabajando en mi.